Saborea las deliciosas especialidades suizas
Saborea las delicias de este pintoresco país, pequeño en tamaño pero grande en sabores y diseño.
Mejor moverse sobre dos ruedas para recorrer la ciudad más feliz de Europa, Zúrich, donde la foto perfecta y la energía urbana no tardarán en dibujarte una sonrisa. Desde los diseñadores de moda suizos (¿recuerdas los emblemáticos bolsos Freitag?) hasta los mercados de vituallas artesanales donde la calidad, la frescura y la diversidad siempre ocupan el corazón de la gastronomía suiza, Zúrich tiene muchas cosas que ofrecer. Refréscate con un chapuzón en las aguas color esmeralda de alguno de los balnearios de la ciudad y dale un bocado a la emblemática “bratwurst” antes de subirte a un tren rumbo a Friburgo. A 30 km al sur de la capital, Berna, la ciudad tiende un puente entre dos culturas… casi literalmente. Serpenteantes senderos ribereños, acogedores cafés y el delicioso “rösti” unen los dos extremos de este pintoresco paraíso suizo.
Los amantes del queso sabrán que Suiza es el hogar del emblemático queso Emmenthal, pero ¿cómo le hacen los agujeros y por qué Suiza adoptó como plato nacional la “fondue” de queso? Antes de marcharte, no olvides comprar una buena provisión de Premier Cru, un potente Emmenthal curado durante 14 meses. A la hora del desayuno, el “muesli” nunca está lejos de la mesa suiza, cortesía de un médico nacido hace más de 100 años. Los suizos eran entusiastas de la dieta cruda mucho antes de que se pusiera de moda en el resto de Europa, y es aquí donde encontrarás el mejor “muesli” del mundo, repleto de nueces tostadas, copos de avena, semillas y miel o sirope.
El saludable estilo de vida suizo también atrapó a algunos de los habitantes más famosos del país, como el célebre físico teórico Albert Einstein, que llevó una “vida relativamente vegetariana”. Algunos han atribuido su genialidad a su predilección por las verduras. A pesar de su amor por las salchichas y sus consejos sobre cómo cocinar el hígado, era un hombre de gustos sencillos. ¿Su teoría? (Una de muchas): “El hombre no ha nacido para ser carnívoro”.
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